Resumen
La comida es fuente de energía y disfrute ‐sensorial y social‐, particularmente en la infancia es un importante ordenador de la vida cotidiana, del tiempo y del espacio, asociada a ella los/as niños/as aprenden normas, valores y formas de relacionarse. A continuación, daremos cuenta de algunas líneas de lectura de las prácticas alimentarias y modos de comensalidad de niños/as de sectores populares. Reconocemos que tal experiencia se encuentra cada vez más intervenida por las políticas alimentarias implementadas por el Estado cordobés. Estas últimas, deciden y definen el qué, cómo, cuánto, con quienes, dónde se come; hasta el si ese día se come. Esta operatoria sobre los cuerpos performa silenciosamente formas de sensibilidad, modos de ser y estar con otros, y por ende oculta tras la “asistencia” una política de identidad que condiciona las posibilidades de ser y desear de niños/as.