Resumen
El estudio de las emociones ha sido un tema relegado en el ámbito de las ciencias sociales. Los motivos son diversos, la crítica feminista señala que se trata de un asunto resultante del pensamiento patriarcal que postula una razón superior masculina basada en la acción directa frente a formas femeninas de contemplar el mundo y la sociedad más apoyada en valores comunicativos y emocionales. Algunos otros señalan que se debe más bien a los efectos de la moral judeo-cristiano que promueve el control de las pasiones, deseos y emociones. La dimensión de lo emocional como construcción social permite dar cuenta de los múltiples elementos involucrados en la experiencia emocional, asunto que nos acerca desde otro lugar al tema de la subjetividad(es) femenina(s) y la construcción de las identidades. Las emociones manifestadas son condicionadas culturalmente y son promovidas y expresadas en función de una serie de parámetros definidos desde diferentes espacios sociales: el de los científicos, el de los juristas, el de los espacios religiosos, el de ciertos espacios gremiales, así como también el que atañe a la difusión y comercialización de la imagen de la sociedad. Cada una de estas esferas ha expresado y promovido una cultura de las emociones femeninas, a través de lo que estamos denominando dispositivos emocionales, y muy probablemente todas ellas se entreveran en una trama compleja de interrelaciones. Este trabajo tiene como objetivo analizar, a través de los conceptos dispositivo emocional, cultura emocional y capital emocional el contenido de los mensajes de dos revistas femeninas publicadas en México y distribuidas en todo el país (Violetas del Anahuac y La Mujer Mexicana) a fin de dar cuenta de los elementos socioculturales de los mensajes emocionales que buscaban conformar parte de la identidad de las mujeres de cierta clase social. Toda vez que las emociones son indicadores de sentido y orientación en el mundo.